Suele creerse que el dinero de la venta de entradas va directamente a los bolsillos de la banda, a las cuentas bancarias de las salas de concierto o productores. Nada más alejado de la realidad.
Si desfragmentamos el valor de un ticket en porcentajes de costos a cubrir nos daremos cuenta que las ganancias netas, en los mejores escenarios, puede arribar a un 15% o 25%. El resto ha ido a parar a muchas manos. En la escena independiente es muy común que del ticket no quede nada para reinvertir. No caigas siempre en la trampa de lo “gratuito”. Trata de invertir en espectáculos con venta de tickets al menos una vez por mes. El abuso de la programación “gratuita” de los espacios culturales con asistencia financiera del Estado genera una desleal competencia al acaparar la agenda de público que elige por precio.
Todos tenemos un bar de cabecera.
Por una vez que puedas elegir una propuesta distinta ese bar no va a fundir, ni te va a extrañar. Chequea la agenda de espectáculos, fijate el abanico de propuestas y probá en consumir una birra mirando una banda, vas a ver que quizás la noche se convierta en una experiencia inigualable.
Así como en el cine el candy tiene un margen de ganancia superior al de la entrada, las consumiciones en una sala o bar de música en vivo tienen una rentabilidad que permiten el sostenimiento del espacio, sueldos, servicios, alquiler, etc.
En lo posible, esa previa bien podría ser en la propia sala o en el bar esperando la banda, la música y el ambiente ya te ponen en clima para lo que será el show y la experiencia sin dudas se potencia al máximo.
Si hay algo que no es rentable son las entradas “gratis” o “poner en lista”. Posta que toda persona que ingresa representa un costo fijo, por más que no lo quieran ver. No está mal aceptar que te inviten, pero siempre trata de pagar de todos modos o dejar algo en la barra. Si te regalan una entrada anda al show, y si no vas, dásela a alguien que te asegure que va, no hay nada más feo que falte gente.
Por lo general lo que se regala nunca se valora, regalar entradas no garantiza concurrencia.
Todos solemos preguntar a que hora tocan los fulanos porque son la banda principal, pagamos por fulanos y queremos ver a fulanos. Pero antes tocan un par de bandas, que en reglas generales tienen una propuesta acorde a los fulanos. Muchas veces las bandas soportes están debutando en la escena y salen a la cancha pensando que es su única chance y la quieren romper.
Posiblemente te sorprendan, tanto que quizás en unos meses los veas de headliners en algún festival.
Siempre hubo un día en que nadie conocía a quienes hoy agotan entradas, suenan en la radio y tienen miles de fans. Sobran las personas que se adjudican ser sus primeros fans.
Esos shows en que te podías quedar a tomar una birra con la banda sólo se dan en la escena emergente, donde la venta de entradas quizás fue para atrás, pero estabas siendo parte de la historia de la banda.
Si, claro que es más cara y por muchos motivos, ojalá se pudiera cobrar a precio mayorista. Las salas de concierto además de asumir los costos de producción del espectáculo, tienen un porcentaje de tiempo muy acotado de público y que su mayor parte de su permanencia está más concentrado en el escenario que en la barra. Los tiempos de venta de bebidas son muy reducidos y en intervalos, lo más probable es que al terminar el show el público se vaya detonar otro bar, donde la birra es más barata y cierra mucho más tarde. La sala ya cerró, al otro día hay un nuevo show y la prueba de sonido es temprano.
Antes de robarte un vaso o un souvenir de recuerdo de haber estado allí, fijate si hay algún puesto de merch con remeras, discos, pines, calcos, gorras, o afiches. Cada peso que se recauda de la venta de merch va directamente a sus creadores, que han invertido guita en diseño para que te lleves el mejor recuerdo de todos. Esa plata no pasa por ningún ente regulador, ni recaudador de impuestos, ni sindicato, es un ingreso extra que aporta mucho a cubrir costos y de paso, difundir cultura independiente.
Tomá la posta, convertite en uno de los agentes del cambio y manijea a tu círculo de amigos para ir a ver shows en vivo. Reemplazar la juntada en una casa por ir a una sala de conciertos una vez al mes, descubrír bandas nuevas y agitar toda la semana en el grupo de whatsapp, vas a ver como se genera la previa. Es hora de volver a sentir a la música en vivo como el mejor plan del mundo.
Nos hemos acostumbrado mucho a la oferta de acuerdo a nuestros likes. La industria lo sabe. Antes se producían shows y se armaban giras para vender discos, hoy se producen temas individuales para subir a plataformas como excusa para salir de gira.
Esta nueva era hace que la escena emergente tenga un panorama más complejo para posicionarse frente a un mainstream omnipresente, por lo que los shows en vivo siguen siendo la principal fuente de ingresos de las bandas nuevas y la vidriera más potente para fidelizar su público.
Siempre hay algo para criticar. Si algo hemos desarrollado y potenciado es nuestra capacidad de ofendernos o de encontrar el más mínimo error a cuanto evento asistimos, más si estoy pagando por ello.
Si no te alcanzan las estrellitas de google o las caritas de enojo en facebook para criticar, podes enviar mensajes directamente. No hay mejor manera de mejorar y corregir proyectos recibiendo opiniones constructivas que ayuden al emprendedor a progresar y ofrecer mejores servicios. Ese es el feedback necesario, no hace falta que armes un foro bardo para tener comentarios en tu muro. Si tu arma preferida es el escrache en redes, armate un escenario, producí lo que quieras, como quieras y vamos encantados de opinólogos.
Cortala con esa "cultura de lo local”, como si fuese un ítem excluyente donde hay que abrir el escenario sólo a personas que tengan residencia cercana. Una cuasi extorsión donde la prioridad la tienen los músicos que votan acá y pesa más que una propuesta artística.
Eso se lo dejamos a la municipalidad, donde la convocatoria pasa más por ser artistas de “la ciudad” y los exhiben en el escenario de “artistas locales”.
Nunca le impidan el derecho a laburar a alguien sólo por residir a más de 45 km del venue. Es increíble, pero es real.
“Para los nuevos artistas el problema es tanto la pérdida de oportunidades como así las pérdidas económicas debido a la falta de espacios para brindar espectáculos y cobrar una
entrada, no disponer de un circuito de giras obstaculiza el desarrollo de una base de público y limita la carrera de los nuevos talentos”.
Annabella Coldrick - Directora Ejecutiva del Foro de Managers Musicales UK.